Un amigo mío de la infancia, Roberto Sala, me enseñó a jugar al ajedrez, cerca del año 1968 o 1969. Siempre fuimos como hermanos y esa amistad siguió a través de los años. Jugábamos a los soldaditos, a las cartas, a todo lo que nos pasara cerca Etapa bella, llena de hermosos recuerdos. En ese afán de jugar, empezamos a jugar muy seguido al ajedrez. A mi me encanta la estrategia, y descubrí en el ajedrez una posibilidad de aplicarla. Los primeros treinta partidos mi amigo literalmente me "aplastó". No tuvo piedad de mí, y de que estaba aprendiendo. Su método de enseñanza fue aplastarme. Jugábamos con pasión y deseo de lucha juguetona de niños que se divierten, en una competencia que en cualquiera de los planos nos hacia reir mucho y nos divertía. Nunca quedaban sentimientos encontrados, encono o rabia
Mi amigo no contaba con mi tenacidad,y con un sentido, que tenía sobre todo en ese momento, de buscar mejorarme sin desanimarme, más allá de la humillación,. Mi juego fué mejorando continuamente y comencé a hacerle tablas. Paulatinamente alcancé un nivel superior y lo mantuve, aunque él es muy inteligente y había cierta paridad y equilibrio que siempre nos caracterizó. En la Física, existe una experiencia de los vasos comunicantes, en donde el nivel superior de un vaso, se va comunicando con otro que tiene menor nivel de agua.Se van igualando hasta quedar al mismo nivel. Esto fue lo que me sucedió a mí en parte, con la práctica de ajedrez con mi amigo. Al jugarle tantas partidas yo fui aprendiendo e iba alcanzando su nivel. Si jugas partidas con mejores jugadores que vos vas a ir adquiriendo su nivel. Si te quedas con la derrota te vas a desanimar y no vas a seguir jugando. Esto te puede servir también a vos, y empezar a ver tus derrotas con mejores jugadores que vos, como un método de aprendizaje, en el carácter, la tenacidad y la estrategia. Hay que mantenerse sin sentido de humillación y divertirse. Es cierto que esto no pasa en todos los casos. Si uno se topa con un jugador naturalmente muy superior, quizás nunca alcancé su nivel. ¿O sí?
En la siguiente entrada contaré como comencé a partir de esta experiencia, la enseñanza del ajedrez en mi colegio.
Julio Daniel Nardini
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