sábado, 14 de marzo de 2009

EL CAMBIO CONCEPTUAL EN LA ENSEÑANZA DEL AJEDREZ: LA APERTURA, EL CENTRO Y EL DESARROLLO

De las ideas previas al cambio conceptual. Un desafio docente
Agradecemos a Miguel Soutullo que nos hiciera llegar este artículo que tenemos el gusto de poner a disposición de nuestros lectores. En el mismo se aborda un tema crucial para la enseñanza del ajedrez, a saber: como los niños se apropian de los principios teóricos de la disciplina, o dicho en otros términos, sobre que base se construyen y afianzan los nuevos conceptos del juego y cual es su tiempo de evolución y maduración. Para el caso presente se tratan los principios generales que gobiernan el momento de la apertura. Sin embargo las consideraciones y problemáticas suscitadas pueden ser generalizables a otros momentos y principios del juego.
Cuestiones como la imposibilidad de enseñar el significado de los términos en forma directa, la relación entre información y desarrollo conceptual y como el niño estampa sus características evolutivas y de desarrollo en lo que aprende, son aspectos de sumo interés para conformar un exitoso programa de instrucción, y que el autor trabaja en esta publicación.

EL CAMBIO CONCEPTUAL EN LA ENSEÑANZA DEL AJEDREZ: LA APERTURA, EL CENTRO Y EL DESARROLLO

Resumen
En este artículo abordaremos las características del cambio conceptual en contenidos centrales para el aprendizaje del ajedrez como lo son: la apertura, el centro y el desarrollo. Pondremos el acento en la resistencia de las ideas previas de los alumnos y de lo complejo que suele ser su cambio por aquellas ideas presentadas por el docente para mejorar su juego

Los conceptos ajedrecísticos
En primer término presentaremos, para aquellos que desconocen el tema, los tres conceptos mencionados:





El centro: es el conjunto de casillas centrales del tablero: pequeño centro: 4 casillas (en diagrama: PC), centro ampliado: rodea el pequeño centro (en diagrama: CA). Quien domina el centro tiene usualmente un mejor juego.


El desarrollo: es la acción de mover las piezas (no peones) y colocarlas en posiciones que sean lo más activas posibles (usualmente hacia el centro)


La apertura: jugada o serie de jugadas (por ejemplo 8 o 10) con las que empieza una partida. En ella hay que dominar el centro y desarrollar las piezas.







En los diagramas presentamos dos ejemplos de aperturas. En el primero se ve un juego más común en un principiante (seguramente en niños pequeños aún veríamos movidos muchos más peones) con algunas piezas desarrolladas hacia afuera (los caballos) y otras aún sin sacar, algún peón movido de más y el rey en el centro. En el otro diagrama vemos un desarrollo más normal: todas las piezas desarrolladas hacia el centro y reyes protegidos.
Si bien parecería mejor en un artículo trabajar sobre un solo concepto la verdad es que están tan relacionados que es difícil separarlos: en la apertura se desarrollan las piezas y se domina el centro, en una misma jugada de la apertura se desarrollan los dos objetivos.

Lo que los docentes buscamos es que el alumno comprenda la importancia del dominio del centro y de la utilidad de desarrollar las piezas Así lograremos con el tiempo el pasaje de un tipo de apertura desorganizado, con mayoría de peones movidos y piezas desarrolladas hacia los costados hacia una apertura más ordenada y eficiente que le permitirá un mejor juego posterior. Sin embargo esto no se logra en una clase más allá de la “gran explicación” del docente. El cambio conceptual tomará su tiempo, y es eso lo que tratamos de analizar.

Las ideas previas
El alumno aprende el movimiento de las piezas y comienza a jugar al ajedrez. Aquí es muy importante remarcar el carácter práctico del juego. Esto es, lo que piensa el alumno se pone en juego en forma procedimental todo el tiempo. Desde el principiante hasta el avanzado cada jugador utiliza sus ideas sobre el juego, pero entre ellos hay grandes diferencias. El juego del principiante es: con objetivos simples (mover o comer algo), poco organizado (las piezas juegan sin cooperación), egocéntrico (presta poca atención a las jugadas y/o planes del oponente), con una visión segmentada del tablero y un análisis muy simple de lo que pasa. Esto hace que su juego sea muy débil y, puesto a jugar frente a un competidor avanzado, perderá fácilmente. Sin embargo todo jugador fue en un comienzo principiante y por lo tanto todos pueden progresar en su juego. Así, ese jugador principiante tiene en su cabeza diferentes ideas (rudimentarias) sobre cómo jugar el partido. En un comienzo esas ideas serán utilizadas y dependiendo de los resultados que den se afianzarán en su cabeza. Un alumno de segundo grado de escuela que juega con sus pares (bajo nivel de exigencia) pondrá en práctica sus ideas que, si dan resultados positivos (logra ganar varias partidas), se irán afianzando. El alumno irá formando su propia teoría del juego. Cuando ha alcanzado cierto dominio del juego (movimientos correctos de las piezas) y cierta experiencia, el docente buscará que progrese en su juego incorporando conceptos como los explicados mas arriba. Puede que el docente realice una clase “magistral” donde demostrará en un tablero mural que las primeras jugadas del partido corresponden a la apertura, se marcará el centro y su importancia y el desarrollo de las piezas. Los alumnos pasarán y señalarán el centro y hasta elaborarán formas para comenzar el partido según lo explicado por el docente. Así comenzará el camino del cambio conceptual de la apertura que juega el alumno a la que sería conveniente (para su propio bien) que juegue. Más allá de lo participativa de la clase la verdad es que el camino recién comienza. Cada alumno tendrá su propia teoría: que puede ser incompleta pero con ideas que permitirán un mejor anclaje de los nuevos conocimientos o directamente erróneas y que deberán ser modificadas. Como sabemos estas ideas previas suelen ser muy resistentes. En un primer momento el alumno responderá ante la pregunta del docente lo que es el centro y su importancia…pero al momento de jugar seguirá realizando las jugadas que hacía antes. Frecuentemente ante la presencia del profesor tal vez comience con un par de jugadas “correctas” para seguir luego con su forma de jugar que tan buenos resultados le ha dado. Sin embargo el docente no debe desanimarse, así como se señalan paralelismos entre la historia de la ciencia y el desarrollo del individuo en este caso también podemos notarlo. El desarrollo del ajedrez fue de un juego sencillo y de ataque a uno actual más científico y complejo. Así el alumno irá modificando su juego con el tiempo hasta lograr un juego más racional. Lo importante es que lo que el docente enseñe se encuentre dentro de la zona de desarrollo próximo. O sea sean conceptos que los alumnos puedan comprender con la ayuda del docente y de sus compañeros (más avanzados), aunque esto no se produzca de forma automática sino que demore un tiempo de práctica y de repeticiones o ejercidos sobre el tema realizados por el profesor en las clases siguientes. Tengamos en cuenta que la mayoría de los conceptos no se aprende con la regla del todo o nada, y este es uno de esos casos. El que el alumno defina el centro y su importancia no quiere decir que haya comprendido cómo actuar en consonancia. El cambio conceptual demorará tiempo.

El motor del cambio: la motivación
En primer lugar debemos considerar la motivación. En este caso, por ser un juego, la motivación del alumno será un motor muy importante, aquellos que tengan como meta alcanzar un buen nivel, jugar torneos, ganarle a su familia, etc., serán seguramente más proclives a modificar sus ideas por aquellas que vienen de la persona que “sabe”. Este cambio será favorecido si el alumno tiene un buen desempeño en el juego, o sea, aquel alumno con una imagen de sí mismo como buen jugador, con un deseo por aprender, con una meta a lograr y con resultados a la vista (victorias, premios, etc.) será proclive al cambio y mejorará más su juego, volviéndose este un círculo virtuoso. Por otra parte el alumno que tiene pobres resultados o no tiene una meta por lograr o se considera incapaz de alcanzarla, seguramente realizará cambios más lentos, más allá de lo que el profesor explique.


El factor del cambio: el conflicto
Como dijimos el alumno siempre pone en juego sus ideas previas al momento de jugar. Escuchará las ideas propuestas por el docente sobre cómo empezar el partido y dirá: “interesante, lo voy a tener en cuenta”. Sin embargo, en el “calor del juego”, su aplicación no será total sino, con suerte, fragmentada. Lo que seguramente ocurrirá es que al jugar con alumnos de mayor nivel (que han realizado el cambio conceptual con mayor rapidez) sus partidos terminen en derrota. Así comenzará a trabajar el factor que produce el cambio: el conflicto (parece ser el más importante, es poco probable que los otros factores que pueden producir el cambio conceptual, como la analogía, se noten en este proceso en particular). Las ideas del alumno ya no son eficaces (insatisfacción) al momento de jugar, sus compañeros han cambiado su juego y lo están superando, aquella idea “interesante” del profesor empieza a ser tenida en cuenta (así como ve que los otros la tienen en cuenta) y comienza su aplicación. Si la nueva idea resuelve los problemas que se plantean y se presenta como fructífera (se alcanza más seguido la victoria) entonces será adoptada y la anterior descartada.

Conclusión
Por fin el alumno habrá logrado un cambio conceptual de sus ideas previas por las nuevas ideas. Dicho cambio ha tomado tiempo de práctica (aquí la experiencia es fundamental para producir el conflicto que lleva al cambio) y no ha sido fruto de una simple explicación del docente. Este proceso se repetirá con muchos conceptos a enseñar. El docente explicará una nueva idea que “convivirá” con las que tiene el alumno (hasta podrá repetirla ante la pregunta del docente y/o resolver algún ejercicio presentado) pero seguirá jugando con sus ideas anteriores hasta que entren en crisis por la práctica con rivales más avanzados (que lo obliguen a utilizar todos los “recursos” que posee para jugar al ajedrez), lo que hará que la idea “oficial” que hasta ese momento era solo declarativa logre su paso a ser procedimental marcando el fin del proceso de cambio conceptual en este ítem (y que probablemente a partir de ese momento sufra asimilaciones, enriquecimientos o cambios no radicales que mejoren su juego pero sin cambiar la esencia) lo que irá llevándolo a mejorar paulatinamente su juego.

Bibliografía

RODRÍGUEZ MONEO, M. y CARRETERO, M. (2007), “Ideas previas y cambio conceptual”, Posgrado en Constructivismo y Educación, Buenos Aires, FLACSO-Argentina y UNAM.

SOUTULLO, M. (2000), “El ajedrez en la escuela”, Buenos Aires, Novedades Educativas, 2000.

APARICIO, J. J., Y RODRÍGUEZ MONEO, M. (2000). Los estudios sobre el cambio conceptual y las aportaciones de la Psicología del Aprendizaje. Tarbiya, Revista de Investigación e Innovación Educativa, "Monográfico Cambio Conceptual y Educación", 26, 13-30.

RODRÍGUEZ MONEO, M. (2000). Estado actual y nuevas direcciones en el estudio del cambio conceptual. Tarbiya, Revista de Investigación e Innovación Educativa, "Monográfico Cambio Conceptual y Educación", 26, 5-11.

RODRÍGUEZ MONEO, M. Y HUERTAS, J. A. (2000). Motivación y cambio conceptual. Tarbiya, Revista de Investigación e Innovación Educativa, "Monográfico Cambio Conceptual y Educación", 26, 51-71.

Autor: Carlos Cavallo | 26-03-2008 | 0 comentarios

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